Piensa en todo lo que has hecho en el día de hoy: levantarte, encender la luz, ir al baño, desayunar, asearte, beber… ¿En cuántas de estas acciones usabas agua?  ¿Cuántas veces has tirado de la cisterna o abierto el grifo? ¿Te das cuenta de lo necesaria que es el agua en nuestro día a día? Y, ¿crees que sólo usas el agua que sale del grifo, el agua que ves?

Vivimos en una zona de la Tierra en la que tenemos acceso a agua potable. Además, el agua que utilizamos pasa por una estación depuradora para volver al ciclo hidrológico con niveles de contaminación que no deterioren los ecosistemas. Pero no ocurre lo mismo en otros países.

Y no creas que la dificultad para acceder al agua dulce ocurre solamente en países pobres. El reparto del agua es desigual en el mundo porque existen zonas climáticas distintas: en algunas regiones de la Tierra llueve muy poco, como en los desiertos, o hay muy pocos ríos, como en las islas, o hay pocos acuíferos, por lo que el acceso al agua es muy difícil.

Además, el cambio climático, la variación del clima de la Tierra por la acción del ser humano, está provocando que disminuyan las precipitaciones medias y se incrementen las precipitaciones extremas.

Al reducirse las precipitaciones medias tenemos menos recursos hídricos (menos agua disponible) y se producen más periodos de sequía y, al aumentar las precipitaciones extremas, se producen más episodios de inundaciones.

Por eso es tan importante conseguir un uso cada vez más eficiente del agua, no malgastarla y conseguir contaminarla lo menos posible. ¡Es hora de aportar ideas!